Por Juliana Rodríguez
La primera pregunta que se te puede ocurrir es por qué esta serie se llama "skins". La traducción fácil es “pieles”, pero skin es también el nombre de los papeles para armar tabaco y otras yerbas. De una u otra manera, el nombre alude a lo que cubre, lo que envuelve, lo que protege. Pero la serie va a lo que hay debajo de eso, a la carne, lo frágil.
Skins es una serie inglesa en la que cada temporada narra las vidas de distintos grupos de adolescentes, en una ciudad pequeña que los aburre (Bristol) y en la que transcurren sus vidas y problemas. Los “problemas” estigmatizados están ahí: las drogas, la soledad, la anorexia, los prejuicios, la sexualidad, el amor. En algunos capítulos, tratados con sensibilidad; en otros, con demasiada voluntad de transgredir lo ya transgredido mil veces. En un sendero similar al de otras series británicas como Misfits, Shamless o Sugar Rush, Skins intenta decir algo más o desde más adentro, algo, una idea o una mueca de cómo se vive a los 16 en la Inglaterra de hoy.
En las primeras dos temporadas hay un elenco interesante y entre las caras conocidas se destacan Nicholas Hoult (Un gran chico) y Dev Patel (Slumdog Millionaire) aunque ya con una barba que sorprende al espectador que los eternizó como niños. Sin embargo, la virtud del programa es que no tiene protagónicos: cada episodio focaliza en uno de los personajes, y los elencos cambian conforme los actores crecen. Las primeras temporadas son buenas, aunque seguir las cinco puede ser agotador.
Hubo un intento fallido de versión en MTV de EE.UU. pero no prosperó (lo sabemos, el papel carbónico no funciona en TV). Actualmente, no está en ningún canal de cable, pero se puede seguir por Internet y hay una buena página de los fans argentinos con indicaciones para ver cada capítulo en: http://www.skinsfans.com.ar.